martes. 16.04.2024

Un tercio de los divorcios se produce tras las vacaciones, así que para muchas parejas, la vuelta a casa y disponer de menos tiempo con el cónyuge es un alivio en vez de un trastorno

Las amas de casa suelen tener menos síndrome post-vacacional porque pocas dejan de ocuparse de las tareas domésticas, incluso en vacaciones, lo que significa que la vuelta al hogar no supone demasiado contraste

Fatiga, dificultad de concentración, desánimo, tristeza, irritabilidad, ansiedad, insomnio o trastornos digestivos. Todos estos son los síntomas que uno puede padecer cuando se acaban las vacaciones y es que dejar de pensar en el chiringuito, la playa y la siesta y volver a tener que hacer las migas con el despertador y la rutina del trabajo se ha convertido en un auténtico síndrome, el síndrome post-vacacional.

Según expresan los estudios de algunos expertos, un 35% de trabajadores españoles de entre 25 y 40 años sufren esta alteración. La buena noticia es que se puede prevenir.

Aunque algunos han querido incluso llamar a este síndrome “depresión post-vacacional”, la psicóloga Milagros Armas Arráez asegura que esto es exagerar. Dice que “para llegar a una depresión debe haber unos procesos muy concretos de estado de ánimo muy bajo, autocastigo, sentimiento de culpabilidad o derrotismo que no son habituales simplemente ante una vuelta al trabajo”. Comenta que lo que sí puede darse en estas fechas es una sensación de estrés.

Trato con el público

Hay determinadas profesiones en las que puede ser más habitual que se dé el síndrome post-vacacional y aquellos trabajadores que suelen ocupar puestos de atención al público son los más propensos a alterarse ante la vuelta de las quejas y los sinsabores del trato con determinadas personas. “Sus recursos emocionales se agotan antes que los de los demás empleados porque tienen que estar resolviendo conflictos que queman mucho”, comenta Armas Arráez.

El hecho de haberlo pasado bien o mal en las vacaciones también juega un papel determinante. La psicóloga destaca la importancia de “desconectar”, ya que si uno no ha conseguido olvidarse del trabajo, al menos durante un mes, se genera un proceso ansioso que sí puede desencadenar en una depresión ya que el individuo se puede sentir agotado incluso antes de la vuelta al puesto laboral.

Aunque muchas mujeres no trabajen fuera de casa, las amas de casa también pueden ser susceptibles al síndrome post-vacacional, sobre todo, las pocas privilegiadas que han podido olvidarse de las tareas domésticas. La psicóloga destaca que gran parte de las mujeres se siguen teniendo que ocupar de organizar la casa o el apartamento el mes de agosto, por eso la vuelta al hogar no suele suponer tanto contraste, lo que no significa que queden exentas de sufrir ciertos trastornos cuando vuelven a la rutina.

Lo que Milagros Armas Arráez siempre recomienda a las mujeres que están en casa es que se tomen sus tareas domésticas como un trabajo y que se organicen para dedicar al hogar ciertas horas al día pero dispongan también de su tiempo libre para disfrutar, ya que si no, aunque no tengan síndromes post-vacacionales, pueden ser propensas a sufrir otros trastornos mucho más serios como la depresión o la ansiedad.

Adictos al trabajo

Del mismo modo que se habla del síndrome post-vacacional, los psicólogos también tienen estipuladas las características de los adictos al trabajo. Puede que estas personas, al contrario que el resto de la población, se alegren de dejar atrás el tiempo de ocio, pero en opinión de Armas Arráez, su problema es mucho mayor, ya que “es gente que sólo se valora a si misma en función de su trabajo o del dinero que puede conseguir”. Esto hace que estos empleados no sepan encontrar otras satisfacciones derivadas del tiempo libre, la familia o las aficiones.

Curiosamente, para muchos matrimonios la vuelta al hogar supone el fin de las tensiones de la pareja. Hay que recordar que un tercio de los divorcios de este país se produce tras las vacaciones, así que para muchos el no disponer de tanto tiempo libre con su cónyuge más que una tragedia es una bendición. Esto supone, en opinión de la experta, que la pareja debería replantearse su situación porque el problema que puede existir de fondo es bastante más complejo que el síndrome post-vacacional.

La vuelta al colegio de los niños también puede suponer un motivo de alivio tras las vacaciones porque para muchos padres, tener que estar tanto tiempo con los chinijos, más que un descanso supone un quebradero de cabeza. Eso sí, el retorno al colegio supone un alivio siempre que se pueda afrontar la tan temida ya “cuesta de septiembre”. Hay que tener en cuenta que los problemas económicos generados por la compra de ropa y material escolar pueden agravar la sensación de agobio en esta temporada. Dice la psicóloga que precisamente los conflictos económicos aparecen como una de las causas que más estrés generan en esta temporada.

Los especialistas aseguran que se puede prevenir el síndrome postvacacional. Para ello, recomiendan que las personas se vayan incorporando al trabajo de forma gradual, a ser posible en un día que no sea lunes y que hablen mucho con los compañeros.

¡Adiós al síndrome post-vacacional!
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