Por Ramón Pérez Hernández
No dudo de que los nuevos “jóvenes” actores políticos, moral, cultural y legalmente, están únicamente interesados en el bien general, prosperidad y dignidad de sus conciudadanos y lugares, teniendo por norte el cumplimiento fiel de sus deberes, así como que procurarán, decentemente, juiciosamente, que todas sus actuaciones y resoluciones lleven, constantemente, el sello de la justicia más rigurosa.
Los Ayuntamientos, Cabildo y Parlamento son corporaciones económico-administrativas de derecho público, encargadas de velar rectamente, infatigablemente, por los intereses morales y materiales de sus respectivas localidades y vecinos. El pueblo, los ciudadanos, esperamos que los actores designados cumplan a rajatabla con las obligaciones y derechos inherentes a su cargo y, esencialmente con los deberes: morales, sociales, materiales y jurídicos a que les obliga necesariamente el espíritu y letra de la Constitución y las Leyes y Reglamentos de la Administración General del Estado y Autonómica, con la obligada integra lealtad y honradez al pueblo, a los ciudadanos, que con fe y esperanza los seleccionó.
¡Enhorabuena jóvenes políticos!. No olviden que ustedes simbolizan la nueva ilusión de este pueblo golpeado, groseramente engañado, maltratado...
