jueves. 28.03.2024

Por Rosario González Perdomo

A María le tiran parte de su casa y nadie se ha dirigido a ella para darle una explicación.

Es una vergüenza lo que quieren hacer con este pueblo y mucho más con esta familia.

Lo que también da vergüenza es que los que se hacen llamar Coalición Canaria del pueblo de Tahíche se estén alegrando de que se ejecute pronto el proyecto y no tengan la delicadeza de pensar en esta pobre familia.

¿Dónde están los valores morales de estas personas, dónde están los sentimientos de estas personas?

En otra isla vemos como pueblos enteros salen a la calle para pedir que no se tiren viviendas de algún vecino; en este pueblo de Tahíche salen a la calle para celebrar que a sus vecinos les tiren la casa (y mira tú si le dan un montón de millones que me lo dijeron), eso es lo que comentan los que más dicen saber del tema y que no es cierto.

En este pueblo a los que hemos llegado hace años nos dicen que no somos del pueblo. Ellos, los que si se creen con el derecho de ser de este pueblo, son los mismos de siempre, unos pocos que hablan en las esquinas sin saber nada de nada.

De ellos, esos que sí son cuatro pertenecientes al mismo partido que tampoco quiere el centro de retención en su pueblo, esos mismos son los que nos llaman extranjeros ¿Y lo somos?

¡Qué fuerte! Tener que escuchar esas palabras de estas personas que bajo la ignorancia de un tema han sido capaces de llamar ladrones a sus propios vecinos, no con la palabra tal cual, pero sí con alguna con el mismo significado.

¿Merece la pena mentir por un querer ocupar un puesto en un partido político o tener un puesto en alguna institución? ¿Merece la pena crearte enemigos entre tus propios vecinos?

Cada vez que pienso en Maria y en su familia, me acuerdo de que es una familia humilde de este pueblo de Tahíche que ha sido muy criticada por muchos y sólo por ser una familia muy unida y que sólo va del trabajo a su casa y de su casa al trabajo. Una familia a la que les tomé cariño desde que llegué a este pueblo hace 25 años y que anteriormente conocía por mis abuelos; Emilio, el marido de María, y mi abuelo barajaban juntos en la fábrica y nos contaban sus anécdotas.

El día que le tiren la casa a María no sé cómo lo soportarán ellos, pero yo sé que para mí será como quitarme un trozo de mi alma. Siempre he visto esa casa blanca y muy limpia; parece que en el rofe no pisa nadie de lo bien barrido que lo tienen.

Estos días he visto a algunos turistas parar y sacar fotos a su casa y por dentro me decía: “sí, guarden para el recuerdo esas fotos”. Yo también he sacado fotos para guardarlas.

¿Cómo te sentirías si supieras que tu casa donde tantos recuerdos tienes, donde tienes toda tu vida, te la tiran? María y sus hijos sí son del pueblo de Tahíche y merecen un respeto.

Ni María ni sus hijos han reído las gracias a los muy graciosos, por eso no se han preocupado por lo que les pase.

En su jardín interior en esa pared tan blanca conservan esa placa que hace muchos años se les entregó para premiarlos por ser la casa mejor cuidad de todo Tahíche, y ahora, en unos meses su casa pasará a la historia por ser la primera casa que se tira en este pueblo para ampliar una carretera.

A María le tiran su casa...
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